La Síntesis Gaitera

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lunes, 4 de abril de 2016

“Atrapar” al Saladillo en un lienzo

El Barrio de aspecto colonial caribeño, excelente motivo para la pintura.
Ángel Mendoza Zabala
PANORAMA
Agosto de 1970. Una mujer intenta atrapar, en un cuadro, un retrato de El Saladillo, el barrio marabino que sucumbió a un inconcluso proyecto de modernización. La artista plasma la esquina de la Botica Occidental, mítica farmacia propiedad de Olimpíades Galué, frente a la Basílica de la Chiquinquirá.
Sobre el lienzo, el retrato del barrio antes de ser demolido. La foto es de Raga y apareció publicada el 31 de agosto de 1970.
Más allá de las fotografías, grupos culturales intentaron resguardar, de distintas formas, la memoria saladillera en imágenes, aromas, sabores, colores... Remembranzas que conservaran, la existencia de aquella zona que quedaba vuelta escombros. La gaita, el más poderoso de los instrumentos de la expresión cultural zuliana, se concentró, por años, en esa reminiscencia: el Saladillo, en el piso.
La Pintura entre escombros
En la gráfica, la pintora está en la acera de la recién construida plaza cívica de la Basílica de la Chiquinquirá, entre la calle Derecha (Ciencias), y la calle Venezuela. Detrás del cabaellete se advierte el perfil de dos vehículos: el delantero, un Ford sedán de 1955, el otro, un Ford Falcon, de 1964. De la ropa que luce cuenta Alba Pérez: "esos suéteres de rayas se pusieron de moda en ese tiempo, eran de tejido a máquina. Fueron muy populares".
"Las renovaciones urbanas existen, se hacen, y se hacen por algo", opinó la arquitecto y docente universitaria Dina Bromberg, sobre el plan de reconstrucción que acabó con el barrio El Saladillo. "Lo sí que considero un error fue no salvar edificaciones, eso fue un tractor que arrasó con todo. Solo las iglesias se preservaron, separadas de su tejido original", comentó consultada sobre el tema.


Más que un barrio, el Saladillo es hoy, un recuerdo. Una zona que no ha vuelto a alcanzar el esplendor que había contenido, que se deprimió y se volvió peligrosa, conectada con el mercado Las Pulgas, la avenida Libertador y su caos. "El Saladillo, como tal, como se conoció, ya no existe. Solo quedan las memorias, como muchos de esos cuadros y también los que han hecho después, basados en añoranzas", afirma Luis Ramón Duque, quien vivió en la calle Venezuela. 

"La piqueta le cayó/ el trabajo es decidido; / mi Maracaibo florido/ lados de San Juan de Dios./ Y ya nada será igual, /China testigo sois vos, / nuevas gaitas cantará/ la nueva generación/ y llorando estaré yo,/ por la remodelación", cantaba Enrique Gotera  con Rincón Morales en la temporada gaitera de ese año, 1970.
Un cuadro musical, una obra plástica, miles de recuerdos.



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