Ángel Mendoza Zabala
PANORAMA
Agosto de 1970. Una mujer intenta atrapar, en un cuadro, un retrato de
El Saladillo, el barrio marabino que sucumbió a un inconcluso proyecto de
modernización. La artista plasma la esquina de la Botica Occidental, mítica
farmacia propiedad de Olimpíades Galué, frente a la Basílica de la
Chiquinquirá.
Sobre el lienzo, el retrato del barrio antes de ser demolido. La foto es
de Raga y apareció publicada el 31 de agosto de 1970.
Más allá de las fotografías, grupos culturales intentaron resguardar, de
distintas formas, la memoria saladillera en imágenes, aromas, sabores,
colores... Remembranzas que conservaran, la existencia de aquella zona que
quedaba vuelta escombros. La gaita, el más poderoso de los instrumentos de la
expresión cultural zuliana, se concentró, por años, en esa reminiscencia: el
Saladillo, en el piso.
En la gráfica, la pintora está en la acera de la recién construida plaza
cívica de la Basílica de la Chiquinquirá, entre la calle Derecha (Ciencias), y
la calle Venezuela. Detrás del cabaellete se advierte el perfil de dos
vehículos: el delantero, un Ford sedán de 1955, el otro, un Ford Falcon, de
1964. De la ropa que luce cuenta Alba Pérez: "esos suéteres de rayas se
pusieron de moda en ese tiempo, eran de tejido a máquina. Fueron muy
populares".
"Las renovaciones urbanas existen, se hacen, y se hacen por
algo", opinó la arquitecto y docente universitaria Dina Bromberg, sobre el
plan de reconstrucción que acabó con el barrio El Saladillo. "Lo sí que
considero un error fue no salvar edificaciones, eso fue un tractor que arrasó
con todo. Solo las iglesias se preservaron, separadas de su tejido
original", comentó consultada sobre el tema.
Más que un barrio, el Saladillo es hoy, un recuerdo. Una zona que no ha
vuelto a alcanzar el esplendor que había contenido, que se deprimió y se volvió
peligrosa, conectada con el mercado Las Pulgas, la avenida Libertador y su
caos. "El Saladillo, como tal, como se conoció, ya no existe. Solo quedan
las memorias, como muchos de esos cuadros y también los que han hecho después,
basados en añoranzas", afirma Luis Ramón Duque, quien vivió en la calle
Venezuela.
"La piqueta le cayó/ el trabajo es decidido; / mi Maracaibo
florido/ lados de San Juan de Dios./ Y ya nada será igual, /China testigo sois
vos, / nuevas gaitas cantará/ la nueva generación/ y llorando estaré yo,/ por
la remodelación", cantaba Enrique Gotera con Rincón Morales en la
temporada gaitera de ese año, 1970.
Un cuadro musical, una obra plástica, miles de recuerdos.
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